Xavier cayó de un árbol cuando sorpresivamente golpeo su la cabeza en un asador de carne que perforó su cara y lo atravesó. A causa de la gravedad, el niño casi pierde la vida pero la familia se mantuvo en oración esperando un milagro.
La familia de un niño de diez años agradece a Dios por salvar la vida de su hijo después de que su rostro a sido perforado por un asador de carne. «Sólo Dios podría podía salvarlo», dijo Shannon Miller, padre de Xavier Cunningham. «Realmente fue un milagro», señaló.
Miller está armando una campaña para recaudar fondos con el objetivo de reunir 200.000 dólares para solventar los gastos médicos de su hijo. Xavier estaba jugando con algunos amigos en un campo detrás de la casa de la familia, cuando ocurrió el accidente que pudo haber terminado con su vida.
«Ellos descubrieron un asodor de carne para barbacoa acostado en la hierba y lo dejaron de pie en un rincón para que nadie lo pisara. A medida que la tarde fue cayendo, ellos pidieron subir a la casa del árbol del vecino. Ninguno sabía, pero había un gran nido de abejas en el árbol», explicó su papá.
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«Mi hijo y sus amigos fueron atacados por el enjambre y cayó en el asador. Después de muchas horas de oración y planificación, el equipo médico salvó su vida y sacó el asador de la cara», señaló Miller.
Koji Ebersole, el médico que analizó el camino del asador en el rostro de Xavier, en el Hospital de la Universidad de Kansas, explicó en un vídeo publicado en YouTube que se estaba «sorprendido» por el hecho de que el niño haya podido sobrevivir.
«Me impresionó que estuviera vivo, aún más despierto y conversando», dijo Ebersole, director de neurocirugía endovascular del hospital. «El asador pasó por la cara, debajo del cráneo e hizo un camino hacia la parte trasera del cuello», detalló.
El observó que el asador casi alcanzó dos vasos sanguíneos críticos que van hacia el cerebro. Si el asador estuviera un milímetro más cerca de cualquiera de ellos. La lesión habría sido «insostenible si atravesara la carótida».
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«Pero fue muy cerca de ella y al lado de la arteria vertebral, esa trayectoria es esencialmente una en un millón, simplemente no puedo creerlo», aseguró Ebersole. Finalmente, el equipo médico logró quitar el asador sin ocasionar más heridas.
«La cosa más impresionante sobre la historia es cómo esa cosa podría pasar tan profundamente por esa parte del cuerpo y no alcanzar algo crítico», dijo Ebersole. «No sé cómo el chico podría tener tanta suerte».
Miller dijo que su hijo estaba más preocupado por las picaduras de las abejas que por la lesión ocasionada en el accidente. La familia se volvió a Dios mientras el equipo médico trabajaba por horas para quitar el asador con seguridad. «Yo dije: ‘Señor, no me importa, sé que tienes un plan’, dijo su padre.
Compartimos el momento en que los médicos le explican lo sucedido al niño:
Fuente Guíame
