Estudio confirma la veracidad de la visita de los «reyes magos» a Jesús

El autor del análisis desarrollado afirma que su estudio es imparcial y se focaliza sólo en cuestiones históricas y arqueológicas que confirman lo sucedido.

Hace mucho tiempo, eruditos de la Biblia y teólogos liberales intentaron negar todos los aspectos sobrenaturales de las Escrituras. Argumentando falta de evidencias históricas, desconsideraban relatos como la visita de los «reyes magos» o «sabios» venidos de Oriente que llevaron regalos al recién nacido Jesús en Belén.

Actualmente, luego de desarrollar una extensa investigación, el teólogo Dwight Longenecker pretende revelar cómo ese relato es «históricamente cierto» en su nuevo libro, Mystery of the Magi: The Quest to Identify the Three Wise Men [Misterio de los Magos: la búsqueda para identificar a los sabios].

Principalmente argumenta que los estudiosos son incrédulos por naturaleza, pero quienes dicen ser expertos en la Biblia terminan contradiciendose. «El principal problema es que lo escéptico simplemente deduce que las experiencias sobrenaturales son imposibles. Por lo tanto, cualquier historia que contenga elementos sobrenaturales debe ser una invención», señala.

A principios del siglo XX, algunos eruditos de la Biblia describían las historias sobre el nacimiento de Jesús como fantasías piadosas, sin considerar que los relatos podrían tener raíces en eventos reales.

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A raíz de este prejuicio, los estudiosos nunca desarrollaron una investigación profunda para descubrir el elemento histórico oculto bajo la tradición.

Longenecker investigó el texto de Mateo. Desarrolló su investigación basandose en las conexiones políticas, históricas, geográficas y culturales que plantean la visita de esos sabios de Oriente en un contexto plausible.

El teólogo examinó las posibles identidades de esos hombres, que según él eran tres. Concluyó que se trataba de reyes o líderes de tribus de los nabateos, que «compartían su ascendencia y visión de mundo con los judíos».

Los nabateos eran un antiguo pueblo semítico, ancestral de los árabes, que vivían en la región norte de Arabia, el sur de Jordania y Canaán, en particular los diversos pueblos situados en torno a los oasis en la región fronteriza entre Siria y Arabia del Eufrates al Mar Rojo.

El rey Herodes, el Grande, estaba vinculado con ese pueblo, pues su madre era nabatea, y él poseía una alianza con el reinado nabateado en la época del nacimiento de Cristo. «Como Herodes era sabidamente viejo y enfermo, tenía sentido que líderes nabateos viajara a Jerusalén en nombre de su gobernante mayor para rendir homenaje al sucesor de Herodes», sugiere Longenecker.

Fuente Gospel Prime

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